Introducción
Presentaré algunos resultados del trabajo conjunto realizado hace ya algún tiempo junto a la Universidad de Mainz, Alemania en convenio con la Universidad de la República, Uruguay, para la realización del Atlas diatópico y diastrático de Uruguay (= ADDU), parcialmente publicado (THUN y ELIZAINCÍN, 2000). Este trabajo estuvo bajo la responsabilidad del Profesor Harald Thun y de mi mismo.
De este trabajo, sobre cuyo corpus se han realizado además, muchos trabajos y tesis de graduación en ambas universidades, y en otros ámbitos, surge toda una teoría sobre el relacionamiento de las distintas dimensiones de la variación lingüística, sobre todo, pero no solo, la variación diatópica y diastrática y, también, interesantes conclusiones sobre la forma de encarar trabajos de este tipo, es decir, básicamente, trabajos que intentan mostrar la dispersión de las formas lingüísticas en el territorio.
1. Precisiones teóricas y metodológicas
Antes de entrar directamente en cuestión quisiera hacer una aclaración que seguramente es innecesaria para los colegas que están participando de este encuentro, pero que podría ser útil a quienes no frecuentan asiduamente esta disciplina de la ciencia lingüística.
Se trata de la distinción entre la dialectología y la geografía lingüística o geolingüística como preferimos decir hoy. La dialectología es una disciplina, una rama, de la lingüística que tiene como cometido principal aclarar la variación diatópica de una lengua determinada. La geolingüística, por su lado, es un método de recolección y representación cartográfica de materiales lingüísticos. No es posible una dialectología sin su método por excelencia, la geolingüística.
Por lo dicho, se entiende que la dialectología no solo usa los datos que le proporciona la geolingüística, sino que, antes de ello, usa los datos provenientes de las disciplinas básicas de la lingüística: fonética/fonología, morfología, sintaxis, y semántica, cuando corresponda.
De este modo, la dialectología es una especie de metadisciplina que trabaja con datos ya elaborados previamente en, por lo menos, dos instancias. En caso de que, a su vez, la diatopía desee combinarse con datos provenientes de otras dimensiones de la variación, como la diastrática y diafásica (lo que es el caso del ADDU), pues más complejo (y completo) será el panorama que surja del trabajo dialectológico, a quien, en consecuencia, le corresponde: a) interpretar a la luz de la teoría lingüística los datos que analiza; b)comparar resultados con otras realidades lingüísticas cercanas o lejanas espacialmente; c) sacar conclusiones sobre los límites de las lenguas naturales en el territorio de que se trate; d) inferir, o colaborar con la interpretación de la variación diacrónica de las fenómenos que estudia, es decir, su evolución histórica junto a su dispersión geográfica.
Por otro lado, es necesario observar la ilusión que supone la aspiración de la geolingüística de mostrar la variación diatópica aisladamente. En el uso cotidiano del lenguaje, en cada acto de comunicación, se manifiesta no solo la diatopía sino también otras dimensiones de la variación, especialmente la diastratía. Es imposible separar una de otra en el acontecer cotidiano del lenguaje. Por lo que se trata de una ficción metodológica que como tal debemos aceptar pero sabiendo que esto es así. Lo que tratamos de hacer es transformar lo que es continuo en discreto, pues de lo contrario no podríamos analizar ningún fenómeno.
Por cierto, la incorporación de las técnicas y teorías propias de la sociolingüística, de la pragmática y de los estudios sobre adquisición del lenguaje han enriquecido a la dialectología vía, nuevamente la geolingüística como su método, ya que muchas de los temas que estas disciplinas estudian pueden incorporarse a las técnicas de recolección de datos propios de la geolingüística, asegurando de esta manera una imagen más acertada de la variación diatópica en relación con las otras dimensiones de la variación.
Finalmente, para aclarar aun más el sentido de lo anterior querría hacer un símil entre la geolingüística/dialectología con lo que sucede actualmente con la así llamada lingüística de corpus, que no se trata de una nueva disciplina dentro del edificio de la lingüística, sino de una técnica cada vez más refinada de recoger datos, presentarlos y ponerlos a disposición de la manera más cómoda posible para quienes cultivan otras disciplinas que sí pueden hacer uso de esas informaciones, la lingüística histórica, por ejemplo, la gramática sincrónica, la morfología actual de una lengua, etc.
Hechas estas aclaraciones, quisiera ejemplificar mi propuesta de la integración de los conocimientos (que se opone a otra, muy difundida pero quizás no lo suficientemente teorizada) de separación o feudalización de los conocimientos en el ámbito de una disciplina como, en este caso, los estudios sobre el lenguaje. Quizás sea una etapa necesaria esa de la separación o especialización extrema en solo un aspecto del objeto de estudio, pero sin duda, si queremos tener una visión lo más cercana posible a la realidad, no hay duda de que el objeto de estudio debe ser observado en todos sus aspectos y manifestaciones.
Debo también resaltar que este Atlas es un atlas bilingüe ya que una de sus partes incluye en forma separada, la situación de la frontera Uruguay/Brasil. En ese sentido se han estudiados una serie de elementos léxicos y fónicos que hacen a la naturaleza del contacto de lenguas en la región. Para ilustrar el tipo de fenómenos con los cuales debimos lidiar, véase en el video siguiente el uso que hace de capricho la persona que habla. Esta forma en la que capricho puede entenderse como “ahínco o deseo de hacer bien algo” o, con una paráfrasis, hacer lo mejor que se pueda en cualquier labor utilizando los medios disponibles en el momento (que es a lo que se refiere la conferencista del video) es un significado extraño al español en general. Puede comprobarse el uso cotidiano de capricho en ese sentido en el video que aparece en este enlace https://vimeo.com/463530347, concretamente en el minuto 00:51 y en el 02:04 de la conferencia de la Monja Cohen.
En español el significado es otro completamente distinto pues, no solo no es meliorativo como en portugués, sino peyorativo, ya que hace referencia a una actitud (generalmente, pero no siempre, de los niños) de obcecación, falta de razonamiento, empecinamiento.
El contacto de dos formas idénticas de dos lenguas que entran em contacto con funciones tan disímiles parece ser un escollo a la hora de estudiar espacialmente el término en cuestión pues, precisamente, en el español de la frontera en contacto con el portugués, capricho y caprichoso, mantienen su fonética española pero toman el significado portugués. Por lo que una geolingüística bilingüe se complejiza un poco más y obliga a recurrir a otras herramientas de análisis y representación desconocidas en la geolingüística tradicional.
2. Análisis de ejemplos del ADDU
Voy a ofrecer ejemplos tomados en el primer caso del propio ADDU; en el segundo, de Kaspar (1996). realizada con los materiales que se usaron para el ADDU.
En primer lugar, entonces el muy estudiado caso del ensordecimiento de la fricativa prepalatal /ž / en /š/ cambio en marcha desde hace tiempo en Uruguay, aun no terminado. Es el fenómeno que ha sido denominado también como rehilamiento por otros autores.
En la Fig. 1 pueden verse, en las columnas de izq. a der.: 1) el punto encuestado identificado por un código; 2) el informante (el primero de ellos es una mujer (f), mayor de 50 años (GII), y con instrucción básica o superior (CA)); 3) ocurrencias del fenómeno estudiado en los tres estilos considerados, “Lectura” (de un texto que se les pedía leer), “Respuestas” (a las preguntas concretas del encuestador) y “Conversación” espontánea con el encuestador u otras personas presentes en el momento de la encuesta, que era grabada con un equipo UHER y con micrófonos Sennheiser a la par que se anotaban las respuestas o cualquier otro aspecto de la situación, en el papel en que estaba impresa la encuesta.
En cada localidad encuestada, entonces, hay cuatro grupos distintos, jóvenes y adultos con y sin educación superior a la primaria. Y en cada uno de esos grupos, si bien se distinguía un informante principal, podían estar presentes otros de la misma categoría cuyas intervenciones quedaban grabadas y se estudiaban luego separadamente como representativas de ese grupo etario y de ese nivel educativo en cada uno de los puntos elegidos. Por lo que en cada uno de esas localidades hubo siempre, como mínimo, 4 informantes. Por eso cada punto es representado por una cruz, que permite representar simultáneamente los 4 grupos.
Por lo que se ve, también aquí no alejamos de la técnica “un punto un informante”.
Siguiendo con la lectura del muestrario vemos que las formas que se seleccionaron en cada uno de los estilos (del más formal -lectura- al menos formal -conversación-) son, en transcripción del IPA, aquí transliteradas: anillo y hoyo (las mismas en todos los informantes), potrillo, ayer (no siempre las mismas) y allí y playa (siempre diferentes).
En la Fig. 2, el mapa “fenotípico”, muestra la ocurrencia del fenómeno en por lo menos una oportunidad en cada localidad (simbolizada por +). Se designa como variante innovadora a la prepalatal ensordecida /š/ y conservadora a la sonora original y precedente diacrónicamente /ž/.
En la Fig. 3, abajo, comienza el estudio en profundidad del fenómeno. En cada punto encuestado se representa ahora el resultado del ensordecimiento, para cada uno de los cuatro grupos estudiados por lo que, en nuestra terminología se denomina “mapa fenotípico pluridimensional” ya que, simplemente, muestra si en cada grupo etario-sociocultural aparece la variante innovadora una vez por lo menos, o no aparece.
La Fig. 4, por su parte, cuantifica la 3, ya que afina la observación anterior privativa “aparece/no aparece” mostrando cuantitativamente (en porcentajes) la aparición de la innovación, distinguiendo tres niveles en cada uno de los cuatro grupos: innovación, oscilación (lo que en sociolingüística se llama “variación”), y conservación.
Por fin, la Fig. 5, estudia el fenómeno en un contexto fonético, el intervocálico, el que, naturalmente debería favorecer la conservación de la variante sonora. La cuantificación, por grupo etario-sociocultural se realiza de la misma manera como se muestra en el Mapa 3. De hecho, el contexto favorece la conservación de la sonora, pero no totalmente, en todos los grupos, por lo que su status de cambio en marcha es patente.
Entro ahora a algunas consideraciones de tipo léxico, sobre la dispersión y encuentro en el territorio de Uruguay, de tres lenguas románicas que han tenido, y tienen, presencia evidente: se trata del español, el italiano y el portugués. Sobre esta cuestión aporté por primera vez en Elizaincín (2012).
La tesis que quiero defender se relaciona con el hecho de la lucha que se establece en un mismo lugar (en un mismo grupo, en un mismo hablante) entre dos formas equivalentes para designar a un mismo referente, con la peculiaridad de que, en este caso, se trata de la competencia entre tres lenguas, una considerada la “propia” del lugar, en este caso español, y de las otras dos una de ellas el portugués también natural de una región del territorio con larga presencia histórica (tanta, o más que la del español en esa zona) y la otra el italiano llegado en el aluvión migratorio de las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX al país.
Se trata ahora, de observar, cómo se adaptan al territorio dos palabras, una de ellas con un referente concreto, esp. “abuelo/a” en coexistencia con it. “nonno/a” y port. “avô/ó”, la otra con un referente más abstracto, “mala suerte” para el que no existe en español una forma única, pero sí en italiano (en realidad, en napolitano, llamado aquí “italiano” para simplificar el complejo dialectal peninsular en relación con la inmigración a Uruguay), “Jetta”, que podría transcribirse [´šᶒta] o [´žᶒta]. El port. “azar” no es palabra corriente en la zona.
La Fig. 6 siguiente siguiente, “Los italianos en Uruguay”, tomado de Kaspar (1996) muestra la distribución geográfica de la inmigración italiana. Puede observarse su concentración en el litoral W (frontera con Argentina) y su casi nula distribución en la frontera E (con Brasil). También, y sobre todo, en el Sur y en la capital del país, Montevideo.
Lo mismo puede verse en la Fig. 7 siguiente, mapa elaborado en base a datos del Censo de población de 1963.
Los distintos sombreados muestran la concentración, mayor o menos, de italianos en Uruguay.
Yendo ahora, a la repercusión lingüística, véase la Fig. 8 sobre la distribución de “nona” en el territorio. Recordando que, en este caso, el sombreado negro de los círculos en los diferentes puntos representan el uso espontáneo del italianismo para referir a la abuela, es notoria, por un lado, su concentración (nunca es, claro, un sí o un no) en las zonas donde habíamos observado que se habían concentrado los italianos migrantes, y por otro su relativa escasez en la zona fronteriza con Brasil. Aun cuando avô/avó no fue cartografiado, es notorio que en esa zona sus habitantes o bien prefieren la forma española o, lo que es casi seguro, la forma portuguesa, que no compite con nona. Aun cuando avô/avó no fue cartografiado, es notorio que en esa zona sus habitantes o bien prefieren la forma española o, lo que es casi seguro, la forma portuguesa, que no compite con nona.
El caso de <yeta> es distinto, según puede verse la Fig. 9 es distinto, ya que se ha expandido por todo el país, incluso en la zona de frontera con Brasil. En este caso, dado el poco uso que suponemos de port. azar, y a la inexistencia de un solo término para designar el concepto en español, la forma se expandió por todo el territorio, seguramente en poblaciones o personas con mínimo o ningún contacto con el italiano (napolitano). Seguramente estos hablantes no advierten nada extraño en la forma, incluso su fonética favorece una ortografía española amigable.
De esta manera, dada la falta de competencia con el portugués para la zona de frontera más la laguna en español para la expresión del concepto, se integra fácilmente al español de la región.
3. Conclusión
Con estos ejemplos entonces, culmino esta exposición donde espero haber podido demostrar que la geolingüística/dialectología es un campo propicio para la integración de conocimientos de las diferentes ramas del frondoso árbol de la lingüística.